¡Humm!, ¡Humm! Almendra, limón…, algo más: almíbar, y también un toque suave y lejano de yogur. ¡Qué bueno! Más: fruta, azúcar, pan de Calatrava…, y, claro, canela; la siempre evocadora canela. Exquisito. Cocina dulce e investigación científica, curiosa emulsión.

La ‘Tarta Murcia’ es algo más que un dulce, es la golosina del desván de la memoria de un grupo de enfermos. Son ellos los que han escogido los ingredientes, los que han elegido el sabor y la textura, el pellizco que debe dejar en el paladar. El equipo de Torreblanca se encargó de la ‘cocina’ final.

Un libro coordinado por Carmen Antúnez, directora de la Unidad de Demencias del Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca; y Halldóra Arnardóttir, doctora en Historia del Arte y coordinadora del Taller Arte y Cultura como Terapia.

Colabora también Firo Vázquez, cocinero y propietario del restaurante El Olivar, de Moratalla. Y dice Firo Vázquez que su trabajo se basa «en tratar de recrear sensaciones que están en mi memoria». «Para poder experimentar nuestro Ser debemos tener memoria de nuestras experiencias y, a la vez, sólo sentir el momento, sin memoria, sólo experiencia», sostiene este creador de papel comestible. ¿Un libro para comer? Para recordar, seguro.